jueves, noviembre 15, 2007

Escaleras

Bajar o subir las escaleras de mi casa es re te fácil. Levantas una pierna, derecha o izquierda, y pisas un escalón luego subsecuentemente levantas la otra y haces lo mismo y asi repetidamente hasta que terminas de subir.
Jamás ha causado problemas salvo una que otra caida pendeja y poco cauta que nos hemos propinado.
Pero cuando estás ebrio es otra cosa. La realidad cambia. Y más si usas tacones o te pones esas botas a las que les faltan las tapitas y hacen un reconocible 'tap-tap-tap'.

¡No mames! subir de puntitas entonces es imposible.
Pero claro, pendejamente te aferras a que tienes que subir las escaleras con el menor ruido posible, despues de que te bajaste del auto de tus amigos desde donde se escuchaba el estéreo a todo 'welo' con la rola macuarra de moda del Valentín [sí, sí justifícate y di que eso no es tu culpa], te tropezaste con el bote de basura, chocaste con el barandal, azotaste la puerta al entrar y exorcisaste al excusado al vomitar; todo para no hacer ruido.

Nombre, si eso que es tan sencillo como levantar una pierna y luego la otra al son del pasito tun tun o del que quieras ya no es tan fácil. Terminas rindiéndote ante la magna escalera e intentas escalarla ahora a gatas, casi a rastras.

¿Quién demonios dejó esto aquí? Estorbos y obstáculos que antes de haber tomado 3 caguamas mixeadas con tequila, vodka y mezcal no estaban ahí, aparecen por obra y gracia de algún santo.

Las escaleras de mi casa son re fáciles de subir y tambien de bajar...Si no es como normamente se hace, de perdida a gatas. Todo cambia a razón del nivel etílico mio de mi.

¡Aaaaaaaa veeeeerdaaaaaad!

Etiquetas: