martes, julio 08, 2008

Cómo amaestrar a un cerdo en 8 días.

La idea, aparte de altruísta, era simplemente genial. Se me ocurrió un día, después de escupir un gran bocado de hot dog y preguntarle, enérgica pero cortésmente al hot doggero que ¡QUE CARAJOS ME HABÍA DADO!

Bueno. En realidad fue un poco después de eso, fue cuando tuve las ideas claras en la mente. Antes hice una rabieta en la cual terminé embarrando el supuesto perro caliente en la cara del vendedor, mientras le gritaba enérgica y muy poco cortésmente que era un hippy y un farsante. Y, por supuesto, tampoco se me ocurrió mientras escapaba ágil y velozmente de ese regordete policía que gritaba que me detuviera en nombre de no se quién. No corrí en realidad porque estuviera arrepentido, o porque supiera de antemano que había hecho algo malo, corrí porque soy una persona un tanto nerviosa. Con mucho gusto me habría detenido y habría dialogado con el gendarme, el cual, juzgando por su prominente corpulencia no solo me habría dado la razón, sino que habría mandado a ese sucio comerciante al calabozo, que es donde deberían estar todas las sabandijas de su calaña.

Los tiempos cambian, eso lo tengo bien claro, soy una persona racional. Y no juzgo a la gente solo porque intente probar algo nuevo, todo es nuevo para todos en algún momento ¿No es cierto? Es solo que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Y yo con ese tipo de cosas nunca juego. Los negocios son cosa seria. La comida es cosa seria. Siempre es bueno saber qué te estás metiendo en la boca y no es bueno disfrazarlo de ningún modo. Corrección: no es bueno que te lo disfracen de ningún modo, y eso es algo que se ha venido haciendo últimamente. Mi ira no se debía al sabor, que aunque diferente, no era malo, ni putrefacto. Ni tampoco al puñado de calorías que le habían negado a mi paladar, a mi estómago, a mis intestinos y a todos mis demás camaradas del sistema digestivo.

Me parece algo justo y por demás razonable: cuando el cuerpo pide un hot dog, uno va a en busca de un hot dog, uno paga por un hot dog y, en teoría uno debería recibir un hot dog. Es muy simple. Bueno y... ¿Cómo sabe uno que está recibiendo un hot dog y no... pues otra cosa muy parecida a un hot dog? Tendríamos que desglozar un poco la idea de lo que es un hot dog. Un hot dog es, en esencia, una salchicha cocida, asada o frita en un pan conocido comúnmente como "media noche", al cual se le puede agregar un poco de verdura y aderezos al gusto. Pero eso es extra, una medianoche con verdura y aderezos al gusto no es en realidad un hot dog (creo que eso ni nombre tiene), y una salchicha cocida, asada o frita en una tortilla con verduras y aderezos al gusto tampoco es un hot dog (los conocedores saben que este platillo es una variante mexicana del hot dog, llamado tortihot dog, pero este también rico y nutritivo platillo no es considerado un hot dog puro, es un híbrido de los tacos y del hot dog). Ahora que conocemos a los dos factores que hacen al hot dog, tenemos que desglozarlos, sí, también a ellos. Uno no puede meter una salchicha en una telera y vender el producto como un hot dog, porque todo el mundo sabe que el producto de esa combinación es una torta de salchicha, y una torta muy malhecha, por cierto. Y tampoco puede meter en una media noche algún embutido que no sea una salchicha y venderlo como un hot dog. Estos son ejemplos simples y fáciles de detectar, ya lo sé, el problema está cuando le meten a una medianoche algo que TIENE forma de salchicha, HUELE en parte como salchicha y se fríe, cuece o asa como una salchicha, pero que NO es una salchicha, por que una salchicha debe estar estrictamente hecha con carne roja de cerdo, ese pobre animal tan amado y tan injustamente blasfemado en esta era moderna, y no con carne blanca gay de Pavo.

Ahí fue cuando se me ocurrió esa magnífica idea: Crear la primer granja de cerdos amaestrados y ayudarlos a ganar el terreno que poco a poco esas sucias y nutritivas avesuchas han ido acaparando, y regresar a éstas a sus terrenos: sus sucios hornos y sus rellenos con pasitas y trocitos de piña en las fechas cercanas a la navidad, no en nuestros casuales y deliciosos hot dogs. PARA EL CERDO LO QUE ES DEL CERDO!! empecé a gritar frenéticamente. NO A LA PIRATERÍA EN NUESTRA COMIDA PERO SÍ EN EL INTERNET! hasta que llegó mi vecina muy molesta porque eran las 4 de la mañana.

Así fue como empezó todo, con el tiempo iré relatando esta aventura gastronómica, y como las cosas se fueron saliendo de mis manos hasta explicar cómo fue que quedé atado a una silla y amordazado con larguísimas tiras de tocino de primera calidad.

1 Comments:

Blogger X said...

Pues yo una vez estaba hablando con un taquero y le pregunte de que eran los tacos, me dijo que eran de chivo y paso un perro a olfatear el lugar y le dijo "He chivo ushcale" decidi quedarme de todos modos

10:17 p.m.  

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